Dos mundos, China y Canadá; dos adolescentes, Mei Ling y Jax, que ni tan siquiera se conocen, pero que están marcados con sangre y rabia.

Yuan Mei Ling solo conoce una forma de vivir: robando. Junto con su amigo Dalai, es una carterista "especializada" que intenta mantenerse ella, y su despreocupado padre, con lo poco que saca de los incautos turistas.
Solo tiene una norma:
No seas egoísta y roba solo lo suficiente para seguir con vida un día más.
Pero cuando el hambre aprieta y no hay nada que llevarse a la boca, los códigos se olvidan y se comenten errores. Unos errores que se pueden pagar con la misma vida...pero no está sola. Los cuervos la protegen, ellos son su ejercito.

Jaison, Jax, Lenderman hace tiempo que se ha perdido a sí mismo y solo encuentra consuelo en sus amigos y el alcohol. Todo en su vida, tanto fuera como dentro de casa, da asco. Lo peor de todo es que le están ocurriendo cosas extrañas, los lobos le siguen, le cantan y parecen hablarle. Le están esperando, le necesitan, para empezar la guerra.

"Ella era la chica que silbaba a los cuervos; él, el chico que cantaba a los lobos. Eran las semillas de la guerra; los reyes del fin del mundo".